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EN 38 “y (s) Hombre celestial por su heroico desinteres : á el agrega su, incansable. resistencia. ¿Quién observó á. el P. Cadiz , en toda la extension de.sus correrias Apóstolicas ; en los traba- jos que las acompañaban; en las contradicciones que sufrió, qué juicio podrá formar , sino el que se tiene de Geremias , á quien el Señor le dixo: To te he puesto como un muro de bronce? ¿Extension de sus empresas; al acordarme de Castilla, Ca- taluña , Aragon, Galicia , los quatro Reynos de las Andalu- cias , al observarlo en tanta multitud de Pueblos , donde se presentó , y tantos caminos como anduvo con pasos de gigan- te ; mas ligero en su Carrera que mi mismo pensamiento , se desaparece en medio de sus campañas ; para númerar estas , es forzoso seguir el método de los Cosmografos , quando trazan los Mapas: sabeis Señores, que señalan con puntos las Pobla- ciones , por no ser posible delinearlas todas. Yó quisiera com= pararlo 4 aquel bello Astro , que en su carrera pública la gloria de su Criador , que incansable en su curso , puede ser una imagen de este nuestro insigne Misionero: Despues que se levanta , gira por su Meridiano ; se inclina hacia el Aquilon, lo ilustra todo ; todo lo acalora , y antes de que llegue á acos- tarse por su ocaso , no hay quien dexe de participar de la be neficencia de sus luces: esto mismo , que del Sol pública el mas Sábio de los Reyes de Israel , es lo que todos han vista en el P.Cadiz: siempre incansable en sus correrias laborio» sas , cosa alguna lo rinde : yó no dexaré de repetirlo , por que nunca será justamente ponderado, ¡Quanta admiracion t wn Hombre debilitado , por sus austerisimas maceraciones , y extenuado por sus agudas enfermedades , dexarse ver en tan- ta multitud de Pueblos, sin otro reposo, que aumentar sus afanes : ¿Esto es ser de carne ,-Ó ser de pedernal , ó de bron= ze 1 ¿Quién no quedaba sorprehendido , considerandolo , yá en la públicacion de sus Misiones , y yá quaudo las concluia con las Procesiones de Penitencia? Éliba; volvia ; tornaba á ir; regresaba ::. la vista se cansaba de seguirle : ¿Y el Minis- tro ? me lo represento , parecido á aquel objeto , que descubrió el Profeta Eccequiel en su rapto mental: Vissio discurrens : (6) 6 semejante: á aquellos Animales Enigmaticos , y Miste» rio-
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