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91.. cencia , sin que los m::i~ poderosos incentivos del vicio pudiesen d~rribar su constancia sostenida del auxilio del Seiíor. ¡ O poder de la divina gracia ! Qne los Bautistas , los Pablos , los Antonios , para no mancharse se escondan en las mas ocultas so– ledades , y qne alli conserven sus a lmas sin peca– do, mucho es , porque tambien alli se advierten lazos, y tropiezos ; ¡ pero que una Se11ora, precisa• d a a vivir entre el tumulto de las Cortes 7 necesi– tada de tratar n los panidarios de la vanidad, y obligada a permanecer en el centro del gran mrm– do , no pierda el candór , y limpieza de su alma! i Adh11c retinens i1111oce11tiam ! Prcvaiicó Adán, foé seducida Eva, y pecó Giczi ; aqnellos en la sant.'.1 soledad del Paraíso , y este en los retiros de un de5ierto , (a) y la Señora Infanta en los bullicios de las Cortes ¡ a (lb.tc ret:ne11s iiinoceutiam ' La santidad de un David, la virtud de uu Satomón, Y la constancia de un San Pedro se vieron con asombro flaquear en los P.ilacio¡, y esta Señora, sin t anto caud.:il d.: mbi1. ,~, viviendo siempre Cll ellos, ¡ a,lb.,c t·~ti11~11s imlc cemiam ! ¡ atín no lle– gó á rrar:d-:.;r fa 11 o~cn< ia de su alma con grave culpa !A 1_ ~ P?,der , __repito, 6 pod;gios de la divi– na gr...oa. S1 , Senores , se conservó iuoce.11te en– tre tantos riesgos, porque zquellos escarn•ien•os la enseí.aron á ser cauta, y la cLlir.,ron a vivir :-.. m– pre ten,ero~a. Para ~llo le c1y11d~ha 110 poco aqt1e- 1Ja prudencia_ serper.tu :a > cvn qne obt11r.. ba fuerte. rr,ente sus 01dos, para ro escur har las ala 5 üeiic1s voces de los mundanos e11ca11tadorcs, qne con su frau- a 4,Rcg.,.J'l,