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· n9 dice SalC>mon tn sus Proverbios; la muger, a quien sobre la gracia natural hermosea la de su probi– dad en el arreglo de sus costumbres , tendrá la gloria de me1ecer las alaban~as de . todos: M11lier grntios<i innniet gloriam. (a) As1 lo explican los Sabios Expositores Alapide , y Calmét. 2. Et te mismo temor santo , que á manera de un delicioso parairn hermoseaba con varios frutos de virtud su alma , mucho mas que las otras pren– das naturales su persona , (b) no solo expelía .de su interior todo pec::do enorn.1c , conservandola en el felíz estado de su jnstificacion, ó d e la gracia , ~:o, mo efecto indefectible de aquel necesario principio,(c) mas tambien la substrc.ía de los caminos de la ini– quidad, ó de los malos exemplos , en que suelen abundar las Cortes , y de todas aquellas culpas, que por nu.estra fragilid.'.ld son familiares a mnchos Cortesanos. Q uando yo oigo decir, qne su AlCt~za, criada entre las dd icias de la op~1lencisima Corre de P 0rtugal , y trasladada á la imperial d e M.::.– drid, en la florida primavera de sus años, se €on– s.en ·6 hasta el ultimo aliento de su vida pura , in– nocente , modesta , humilde , devotQ, recogida, ca– ritativa , llena de piedad, y de gracia, y del abun– dJnte fruto de obras buenas; qt1e las caricias de uros p,,drcs , de en tio , y de \JO esposo, que tiernameute la amab::in, no la eugri.en ; que los mayores aplausos r.o la envanecen , ni las mas abradables delicias la entretienen ; que el escandJlo ~o la pervierte , qne la cormpc1on del siglo ¡10 la rnfi.ciona , y que en medio de las cnlpas, y sns M pe-