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(h llevaba en sus entraiías i ¡Q ué de enfermos aifo lle– gando al extremo de agonizar vemos que sobrevi– ven ! i Y qué de sanos en su mayor robustéz fe– necen de improviso ! ¡ Q uántos ancianos no mue– ren , no ostaute su abanzada edad! ¡ Q uántos jó• vene~ no viven, a pesar de su sana comp\exion, y de sus vanas esperanzas! Vamonos cou la con– , ideracion al o brador , ó casa de un Alfaharero, 6 Art1fice del barro , que allí envió D ios al Santo J e– remins, para que entendiese lo que intentaba mani– festarle : D¿sce11de in dow,,n fig!¡li , et ibi a1,1dies ver.. ha mea; (a) y alli hal\arérnos nQs9tros Qn símil mui proprio de la verdad q,1e meditamos. E n el conti– nuo movimieuto d e aqnella rueda., sobre que tra– b.1ja, se significa la inconstancia de nuestra vida, y ,u incesante acelerado curso a la muerte; en lo fu– til del barro , la fragilidad de nuestro sér, y lo en– gañoso de nuestra salud; y en el hecho de rom– perse el vaso, que de él forma el Artific~ }'á al tiern– po mismo d.! hacerlo.1 yá ll d~ concluirlo, y yá despues que lo ha acabado., la incertidumbre del tiempo de m1e5tra muerte, y 1:i im!spcr:id.1 pronti• t t1d con que ella nos acomete. Repenté loquar adver• s11111 gcmem : : : ut eradicem , et destruam. (b) Cono:l• camos, hermanos mios, que la duracion de nuestra vida es tan incierta 1 quanto es smíl la tela de Ia araií_a: Am1i 11oslri sicut aranea meditabimttw: (e) y tan 1nro~)sta_nte, como aquel v..p6r que foro-a nues– tra re~p rac1on en los elados dias d.?l ivierno , ha– b'.ando con la expresion del Caldéo: Sin•t vapor egredie11s ex ore tempore biemis. ( d) Es- (f .lél'Cn1., 8.'l, b 1.i~m. v. 1· e Psal. 8:1. 10, d c~L- mct. in Pul. \19.

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