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§ II. v ~111 motivo nos ex escrito e experimeo◄ N ,..,_ • ,. ~ d 6 . 1 tado Eclesiastés , que t ubo á la ris..1 por er– ror , y por engaiío a la alegril : R iswn rep:1tavi erro _ rem: et ga:dfr> di,;i : q 1i.i frustra d~ciperis. (a) Y en efecto, si consultamos a la razon , y atendemos á la expuiencia conoceremos , que ni ella es tan per– fecta , que pueda hacernos verdaderamente dichosos con la posesio n de una omnímoda felicidld en es– t a vid.i , ni tan d.m1ble , que exrnse para siempre nuestras l:lgrimas. Seriamos muí necios , si despnes de tantos desengaños asi no lo creyesemos. Hasta por muchos el que tenemos á la vista ; porque en él vimos transformadl en füeebre pompa la musi– ca mas festiva da uuestros mayores regocijos. Ver– sus est i11 fact,1·n cb:mis nost.Jr. La acelerada muerte de los S.?ñores Infantes, 6 b:en se co.1sidere s.:pa– radam.:nte la da cada uno , ó bien el b1·.!v.: i:sp:icio en que todls ellas sucedieron , acibaró por entonces nuestros gustos , y nos dl!xÓ que llorar por largo tie:npo. J. Literalmente hallamos verificada, 6 repetida en nuestro presente caso la sentencia de SJlomóa en sus Proverbios: que á la alegre risa ha de acom– p.1ñlr el triste ILinto , y que las lagrim:is seran el termino de nuestras presentes delicias. Ris:is do/ore m:sc¿bit~r; et extr.1ma ga.dij l.1cti1s occt1pat. (b) \ '.:-d– lo , tanto en el fallec1miento del uno, como eu el del otro , de los Señores de quien os hablo. Qpé --------------------.......;- b l'rovcrb. 1 4. 1 3•

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