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s~ ta , se ha considerado en todo tiempo como uno de aquellos infortunios, con que suele el S..!ñor ~fugir a las familias , y con que se juzg1n nlgLinos Matrimonios infelices. Es verdad que en el Plleblo cristiano no debe g raduarse indistintamente de cas– tigo , pues no r:ira vez seri la infecundidad en los casados un efocto de la D ivina Misericordia , ó un particular beneficio para ellos; pues di~e el E pi– ritu Santo , que es roncho mejor morir sin hijos, que tenerlos malos. Utile est mori si1i¿ fttiis, quam ,-elinquere fiiios impios: (a) mas no obstante esto es innegable, que la sucesion en las casas es un bien apetecible , y que puede sin culpa procurarse. Es– te, entre otros fines , d<? que yo prescind..>, porqu~ parn nad.t me incumbe el m.'!ncio,urlos , füé sin ct~1- da unos de los principales objetos en el :icertado proyecto de b union , y enlaze d~ ~stos Serenísimos Señores, y qlle en el corto esp:ic10 de su dura– cion hemos llegado a ver felizmente asegurado con plena satisfaccio~ de las dos Coronas Católica y Fidelisima respe~tiva_mente er1 ello interesad 1 s. ' Mas, ¡ 6 prohmdidad de los juidos d<! Dios! yá todos esto~ fines , , no menos que nuestras es– per:mzas feneaeron: ya aqnel frondoso arbol , que á la manera de fecunda vid , quando poblada de frutos recrea la vista con sus muchos, y bien sa– zonados racimos , nos prometia no inferior abun– dancia de los suyos , ha sido cortado, y aun ar– rancado de la tierra, para que jamas pueda bolver a producirlos. Yá aquel , que esperanzado de ver ientados a su mesa tantos hijos , quantos suelen ser los

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