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~9 critura, que solo Dios tiene potestad sobre nues– tra vida , y nuestra muerte; sobre la duracion de aquella , y el tiempo, Y modo en que haya ésta de sucedernos : T!e es e1iim, D omine , qui vitae , et mortis babes potestatem, et dedticis ad portas mortis, et red!JCis: (a) y que del mismo modo que puede conservarnos la vida en los mas evidentes peligros de perderla, quando es de su divino agrado, (b) sabe hacer que suceda nuestra mnerte de improvi– so , aun en el tiempo que nos imaginamos mas dis. tantes de ella. (e) La sencilla propuesta de sola es– ta verdad ha sido el medio de que alguna vez se ha valido el Seiíor para convencernos de su Omni. potencia : confesemos su divinidad, ( d) y adoremos la profundidad de sus jnicios. Esta se nos hace ma– nifiesta aun en lo accidental de nuestra muerte, que es lo que a sus exteriores circ1mstcmcias del quando, y del modo pertenece; y si aplicamos, ó contrae– mos esto a la de nuestros Serenísimos Seííores In– fantes d<!füntos , lo hallarémos todo en lo temprano, y en lo aceterado de ella, § I BReves son los dias de la vida dél hombre, de~ cia el Santo Job, y su número que a nosotros es del todo desconocido , le es a Dios bien maui– fiesto. (e) De este principio indefectible argüia Da~ vid, y deducia por legitima consecuencia lo uada de a Sapi~m. 16. 13 , b Psal. ,., is. e 1 ,'fhcssalon, 5. 3• d Dcuteron, 1 ~. 39 , e Job, 1-1, í•

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