BCCSEV000XVIII-c-1369-090000

'17 to para el exkto cnmplimiento de mi Apostólico Ministerio. Esto os lo rogamos todos con humilde instancia , con ferviente fé, Y con segura esperan– za , rezando con la mayor devocion qne podemoi un AVE MARIA. l'Odos los juicios de Dios son en su verdad in– falibles , y ellos mismos la prueba mas convincen– te de su j ustificada rectitud : ]11dicia D omiai vera, justificata i11 semetipsn, (a) D e aqni es, qne sin in– t roducirnos a investigar su absolnta incomprc:cnsi– bilidad , debemos como San Pablo con resp~tuosa admiracion venerarlos ; (b) y á exemplo del Santo Rei David temerlos, sin lamentarnos de su terribi• lidnd formidable. (e) Y a la verdad, Ilustrísimo Señor, i quién compreenderá el porqué ha criado Dios al mundo del modo q ue lo hizo, y porqué lo go– bierna ., y lo conserva en Jos termiuos que lo exe– c:uta ? ¿ No es é•te parn nosotros un arcáno pro– fündisimo , y del todo impenetrable ? ¿ ,\ q ..;,fo no asombra la condncta que le vemos observar con los impíos, y con los justos, yá igual , yá diferente; y.:i encontrada, yá parecida asi en la tribuladot1 como en la prosperidad, de modo qne no r:rra vez apaecc tan una que no se le encuentra diferencia? ¿ Quién no temerá vtendo a los justos comprecn– didos tal vez en el castigo de los pecadores , y i\ estos en otras preservados como aquellos ? ¡Ah 1 qué ~os juicios de Dios son para nosotros no mc, 10 ~ mvestigables, que terribles J Seríamos sin dud- 1 •n•u D 2 cu!- ------------------ lf. P.sal. di. 10 • b R c. l's,\l. 11~• llO, oman. 11. '33·

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz