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21 Para todo nos ofrecz motivo la muerte de nuestros Serenisiir.os Seííores I nfantes. Ella nos Jo dá par.l sentir su falta , mirandol:t como un evento notable , 6 raras veces visto en el conjunto de sus particulares circunstancias, y nos lo d:i para temer lo que pued.1 aun sobrevenimos en esr:i, ú en otra especie de ad– versidad. Ella p.s un claro argnmento de los profun– dos juicio.t ctel Señor en el modo conque sucede , o en sus exteriores circunstancias; y un ruotivo n,vi........ - so, para que venerando su prrifi,nd;Jau, los temamos, pMque no sabemos quales sedn estos , en orden á Ja sustancia, y ci.cunst::incias de b. nue•tr.'.I; y ella nos pone a la vista la terribilidad de los divinos juicios en. privarnos del bien uti1, honesto, y ~ele1table del honor que nos hacían , de la protecc1011 que nos prestabl:ln, y de los buenos exemplos conque nos edificaban, é instrnian; y nos obliga a qne temamos la siempre rectísima, pero formid.1ble variedad d~ los divinos jui.:io!', en qnanto dice orden a la san~ tificacion, y .. ~1kac-ion di! nucHras alna•. Pues ¡ Vac t10bis ! ¡ ay Je nosotros, por tantos motivos como nos asisten p~a sentir, y los muchos que tenemos por– que terrer en la muerte de sus Altezas Serenisimas! Su faJiccimiento nos ha robado todo el gusto, y ne s ha llenado de pesares : D if~cit gcwdi1m1 cordis no ,, :. Vtrsus est in luctum cborus ;1ost_r : En lo ac– cidental de este fracaso sed bien que notemos lo in– comprce11sible d_e l?s j~icios de Dios , para q11e los "eneremos sm investigarlos. Por sn trá,,sito a la etc.rnidad quedamos sin nuestra coronada c11beza, si_n nuestro ca11dillo principal , y sin l"l c~rro Pr:n– cipe, ,6 St1perior: asi entienden , y exph.:,,11 algu- ..nos l:xpositores, con el Sr. Santo Tomws, la clat'hl– la

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