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179 yá de éJ abandonados? i Ah, Sciíores ! Es pruden~ da, y aún se tiene por preciso hacer vosotros aque– llo primero en vuem::is casas, para el buen orden de su arreglado mecru1ismo , y e,n eJ justo., sabio, y concertado modo con que gobierna el Seifor es– ta su gran casa del mundo , ¿no lo será la díforen– cia de suerte que notamos? Es árbitro el Artífice para disponer de su barro como guste, ¿ no ha de ~erlo Dios para proceder en iguales términos en b eleccron , 6 rcprobac1on de nue~tras almas, quando res de fé, que cstan en su mano nuestras suertes, ( a) y que puede disponer de ellas con no menos libertad, y rectitud , que dispone el Alfaarcro de su barro ? iN11mquid simt fig11lus iste, no11 f Qlt:ro -.:o– bis f.ncere domus I sraet, ait Domi11us? Ecce sicut lu– tum in matm figuli, sic vos i11 man:, mea. (b) ¡O secre.. tos profündi,,mos r ¡ ó arc:ínos incompreensibles ! ¡ ó juicios forn i~bks 1 jPero qué acertados 1 ¡ qué rectos! 1 qué justi– ficados en. sí mismos ! ¿ Quereís verlo2 Ea, pues, fi– guraos, -dice el P. S. Ag, stin , que en . el ri1ismG instante de tiempo , en que sacandote D ,os de la nada te crió rncii:,nal, te ~vrmó a sn 11mgen , y ¡e– mejwza, y te di6 nn alma capa7, de corocerlc, a,1 Jde, y g nade et rna111.!ntc, e, ó t .11,bt.:n una b e•tia d-:: los ca·npos, ó un a q1reroso insecto di! la tierra; y qnc p l -,cos los dos e 1 la pr~senc1.1 de aquella tremenda Msgestad, ofendida aquella bes– tia aquel i , ~ ·o de rer-:e t>n ,rt> 4os brutc•s, miran– du(e a tL c;;lltre los raciQll~ les , le dtxese a Sll L·rra-– dor. ¿ por qué :l m1 I' • l1as hecho br,11 > _, ko, Y Z 2 de- -------,----·---_,..,.--------- a .1-'SJI. fJ• 6. b J.c:wn. 18 6.

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