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155 serva con ellos para llamazlos u penitencia. Es cier• to , que a ninguno ha mandado Dios que viva mal (a) antes bien por el contrario nos ha llamado ; su santa fé, Y pucst o en e~ grem, 1 ' 0 de su Iglesia, para que seamo~ . santos , 1~macu ados, é irrepre– cnsibles en su d1VJna presencia; (b) porque así nos es necesario vivir para verle en su Gloria, donde no puede eutrar el alma_ manchada con el pecado, ni el que sigue la me~ttra , Y la abomiuacion de sus vicios. (e) Mas haviendo_ declinado todos poco, ó mucho de esta ley; es innegable que estamos 11 ecesitados de glorificar a Dios con nuestra peni– tencia, y conversion: Om11es peccaverunt, et egeu, gloria Dei. (d) ¿ Y quién puede hacerla dignamen– te? Ninguno sinó aquel a quien su Magestad se la concede. Dogma es católico esta terrible verdad, que no necesita de mas prueba , que saber es de) todo impo~ible., que el pecador se convierta, si para ello no antecede el soberano axllio de Ja Gra– cia. Este auxilio lo dá el Señor a quien quiere, de pura gracia , y sin ol>J1gacioo alguna de justicia; en darsenos de gracia se evidencia, que no lo me4 recemos, dice el Aposrol, porque si lo mereciese– mos por nuestr:is obras <lejaria de ser gracia, y debeiia llamarse justa retribudon: Si a11tt1n graf,1, jum 11011 ~x Of'i?rib.,s; oli~q.1il1 gratia j,n, 11011 est gra– tia, (e) Siendo e,w as, como Jo es, no e~tá J)'o.s preci~ado a comumcarla á todos. t Pues qaé e~tra– fio puede ser lo que J ,l vemos de uo con,·ertirse .¡ penitencia todos íos pecadores ? ¿ De no ser Ua- V 2 nia. a Jfrcl1.,),-:1,. /, Jlp 1 c,... 4. i: Aptc.,l.~1. 7. tl Bom. 3. ~ 3 .::: ViJe AJapiJe hic. , Roni. 11.6.

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