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14.6 dido, que es la gracia. Para su lógro es medio ab- solutamente necesario el soberano impulso de el divino llamamiento, (a) porque sin él, ni podemos creer como couviene, ni convertirnos como es ne– cesario. La vocacion, pues, con que Dios libre, y misericordiosamente nos llama a la Fé, y a la Pe11i– te11cit,¡ para con ella justificarnos , es un arcáno in– compreensible, y uno de sus mas temibles juicios. ¡, Nadie ignora, que por n'edio de su fé san– ta, sobrenatural, y divina justifica Dios a quantos llegan a recibirla: E:.c fide justificat gentes Deus. (b) Se sabe que sin esta fé es imposible agradar a Dios, ni adquirir la gracia·, que para ser justos , y sal– varnos es precisa. (b) Y es norori.o , que el Señor quiere a todbs salvarnos, y que lleguemos al co– nocimiento de las verdades de su fé. (e) Sentados estos principios., que so11 de infalible verdad, ved la multitud de naciones, el sin numexo de gentes, y la infinidad de almas que viven por ese mundo, a quienes se les niega el beneficio, que a ncsotros t:an liberalmente se ha concedido de nacer,. y vi– vir en el gremio de la Santa Iglesia C3t6lica. No– iotros igualmertc qu.e ellos eramos hijos de ira , y de maldicion: (d) Sus almas, y las nuestras fne– ron decretadas en la mente divina desde su etfrni– dad , y criadas despues a un misero tiempo en la resp_ectiva sucesion de los siglos con nn prcpio de– mérito de culpa, que contrae al 11nirse con el cner– po ; Y no obstante nosotros somos lhn actos , y ellos son exclnidoi; a nosotros se nos dá lo qne á •

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