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144 por qné, añadiremos nosotros , ti ellos viven no ha de vivir el justo ? y si este muere tal vez tem– prano ¿ por qué aquellos por lo comnn tardan t an– to en morir~ Ea., no nos arrnjcmos á investigar la insondable profundidad de los juicios de el Señor, no sea que tropezemos en el escollo de alg1111 er– ror. Justos , santos, y rectos son; esto no~ basta para venerarlos , y para que tenrnmos su 1ncom– preen sible diversid:id .en lo ternble que se nos presenta. Tened a bien, hermanos mios, que antes de concluir os insinue algo de esto en la siguiente MORALIDAD. § IIL N O puede negarse , que la viva consideradon de los divinos juicios es medio eficaz para llegar al santo temor de Dios, por los muchos motivos q11e en su profundidad, diversidad, y terribilidad h all.. mos para temer : Co11jige rimo,·., t:to carnes .1<1l'.s; á ji1dicEs ,wim tms tiimti. (a) Y a la verdad, ¿qnién no tetndi st reflex1ona con el Santo Esdras , que haviendo criado Dios al hombre a su im:igcn , y semejanza , haviendo por su bien dado el ser a las dein~s criaturas , y lo que es mas amandolo coa infintta caridad basta dar lJ vid..1 por él, hayan de ser tantos los que para sienipre se c;ond"nen ? (b) ¿ Qué dex.audo en su culpable cegueda<i á las de.. más gentes dcl nmndo > pusiese su especial an:or en.

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