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1¡6 ti~ :n fas hi,torias M conf\rmacion de c-•t:i verd~d; ya de ll,)3 Santa Ccctlia , que 1eduxo a 1J ié a s•t iJvi. tr:i m.:rido, oy S. V•.lcriano, d.! nn:i S:int·l N.it .. lia, que consiguió lo p:·opio de su marido S.. Ad 1:ino, y d~ una Santa l\Ivaic.:i, q·Je com,:,tió igualmente a P:itricio su con.<or~e. Yo creo no cs– tareis olvidados de la famosa E.rper:itri~ A11g1·1t", que con sus eficaces ruegos c-on!i<~uiú de Dios la salvacion de s11 mari<lo el E nper~dor Teofilo, he– rege perversisimo ; ni menos de aquellas tres me– morables conversiones sucedidas por los años seis– cientos de nuestra Redcncion , y en el Pontificado di! S. Gregorio Mugno , segun Alcpide, de un San Hcrmeuegildo , debida a las eficaces p<:-rsuario11c~~ y buenos exemplos de su santa e.<posa }1>gunde Reina d1: Sevill:i : de un Clodoveo Rey de Fran~ cia , por las c.x6rt~ciones de la insigne Clotilde sn mnger , y de un Agilulfo Rey de los Longobar– dos , por los conse~os, é instrucciones de su ve– nerable esposa Theoddinda de Babiera. (a) Omito por el otro ex tren o recordaros la gran virtud de S:íra, por la rnntio.,d de Abrah:,n , la lle Ana, por b Jel S,mto Túb1, s, y l<L de la Santa En peratrii. C,rnegunda , por la de su marido San Ennque E 11per11dor de Romanos; pues lo y á dkho me bas– ta para lo que iutentaba persuadiros, y si aún qnisicreis mas testimonios de ello, 1 )S te 1s ine– l11ctah'es en la arordc unifornud.,d de af n, ,s, y vol' 1t.rl" s, q 1e en esto,; S r~nisimos S r-:,11<, se ad. vcitia , ¡m.,curando cad.1 qn11l saber d gusto , y n.c do de pen&ar del otro p~ra coufor -n;.rse con él¡ por-