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ro7 de aqui el hnverse grangeado el cornzon de sus dorrrcsticos , un alto concepio e11tre los estraíios, y el mas entraiíabJe, y casto amor del Serenísimo Infante su marido, de quien fué por sus prendas recomendables todo su consuelo , toda su feli,id:id . , y el todo de su confial)za en esta vida: (a) no penseis que me excedo en estas ultimas clausulas, p1:es no ignorais, qne sin tanta restriccion dixo el A postol., que la muger es la gloria , 6 el ornato de su va ron; mutier a:,tem gloria viri est. (b) Pero fné esta gloria como la de toda carne, parec::ida a la delicada flor del campo, que mui en brebe se marchita, y se desoja; (e) pues haviendo pa– decido las funestas langüidezes de la muerte, desa– pareció de entre nosotros esa gloria , acabasen os esa felicidad , y solo nos ha quedado su memo– ria en la eterna alab:inza de sus hechos. Murió, Seiíores ; y aunqne mucho antes de lo que su cor– ta edad., y su mucha virtud nos prometía, (d) no por e•o le fué el morir repugnante, ni tuvo que ba~erse violenc¡a en paga~ t~n temprano este co– mun tributo con que nacemos todos pensionados, ni padeció en aquel temible trance los p:ivoro– sos niiedos , qne en otros suelen verse con fre– qüencia. ¿ _Por qué os admirais da esto, qual si yo os propU$1ese alguna paradoxa, sabiendo que asi sucede a los qne temen a Dios, (e) y qne es cier– to que esta Se1io~a le temia? Admiraos sí, que yo tambien me admiro , y me confundo de oir ase– gurar a su sabio Confesor , y al diestro devoto Sa- o 1. cer- a Pruvcrb. 3 1. 1 1 • /1 1.t0 .-.,, • 7 .::ViJe Al.1piJc hic. e lui. 40. 6. d P.-ov~rh. 3,'l, et 16. e Ec~li. 34. ,6.

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