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96 su continuacion ser:í , qne con el arreglo de nuestra vida , y santidad de nuestras obras procurem~s tener paz con Dios, y con nues• iros prozt mos. l. N,1die ígnor a, ciue el pecado pone una. horrible division entre Dios, y el que le c:o• mete, dcmodo, que poniendo el pecador su boca contra el Cielo, ( 1) y sirviend0se de su mismo Criador para ofenderle, (2) se h:ice digno de su odio, y de que se lo expre~e , yá arm.mdo á toda criatura para venga1se de el; (3) yá disponiendo , que tudu el universo pugne contra los insensatos pecadores para ,indicar su honor, (4) y yá casrig,rnrtolos por si mismos de mil modos: esta pugna entre Dios, y el yue le ofende, bien figurada en la, lucha deJacob con el Angel, (5') exige para su remedio aquella paz sobrenatural , y divina, que nos encarga el Apostol, quando dice, que ell.1 dirijJ los afeél:os de nuestro corazon, y his instrucciones de nuestro entendimiento: Paz Dei, qua ezuplrat omnem s,msum cus. todiat corda vestra , b' intclligwtias ves.. tras (6) Debe di, igir la paz nuestros corazo– nes 1 expone el Señor Santo Thomás , rara <-jue ------------------- ( 1) hl, (? 'l, {'l) lsJ. 41· ~4· (3) S~pient (. 18. (4) 1!.,iJ. v. 'la (;) (jc:-ncs, :;;. ~4. (6 1 t'tiilip, 4. 1·

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