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9~ cunsecucron de nuestro ultimo fin : Pue-de es– to dudarse, s,1biendo que el Unigeniro del Pa– dre descendio de los Cielos, y vino á noso– tros para dirigí r nuestros pasos por el camino de la paz? (~·~) Que esta nos la anuncjaron los Angeles, quando nacía en Belen nuestro Sal– vador, Principe de la paz? Que nos la dexo el mismo por herencia~ ( 1) 9ue no solo es nues· tro pacificador, ('2) sino tambien nuestra ver· cladera paz, (3) y que manda a sus A postales, y ministros la evangeEcen por el mun·do, y fa lleven a rodas partf5? (4) Vos;otros queda· réis convencidos de esta verdad , reflexionan– do, qne el justo tiene iU mansion en los her. mosos tabernaculos de la paz, ü) que esta es toda la obra, o como el al ma , d igam'1slo asi de la justicia, o de la virtud ; & erit opus j us. t it ii:e paz , (6) que el fr uto de esta jus ticia , o sus efeél:os admirables están como vinculados en la pa z pandos qu e por ella se go,iernan; (7) y que los que la gozan son particularruen .. te nombrados hijos de Dios , y por lo tanto bienaventurados. (8) Po r _....._.-------- -------- . .....___ (*) l llmni11nl',t nos oritns e:r alto: :: atl. iirÍIJl!ll do, pedes nostr.os in via m p,1cis. Luc. 1. 7'J• ( 1) Jo311. 14. "- !• ( z) Col.,. • • ( 3) Ephes. • · 14. (4> l.\lc;. 10 . ~- (~) Ps:i lm. 36.1 1.. (6) h a: 3•· 17. {7) Fr,,"i,11 aute,n ;,,n ititt in rnce -se mlt/at11r fi 1ti.11tib11s ¡•ac,,,,. l.icub. 3, 18, ( 8) M.11 h.ei S· 9· -

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