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. ~3 rias ·, as1 sagr:idas, como huma11:1s, que han sido, sino unos efeétos de la guerr:i, con que nos evidencian sus mas temibles resuhas? Las lagrimas de Jesu-Christo nuestro Dios sobre Jerusalén vaticinando su destruc– cion por Tito, y Vesp:1siano; l.1s de Jeremías por la captividad futura de su pueblo; y lJs de un San Agustín, y su muerte a] ver siria• da la Ciudad de Bona en A frica, donde er.1 Obispo, no son indicios menos claros de la verd:id, que os propongo; en efcéto ,' con la guerra s1:1elen venir todos los males, y seguir– se a -ellos Ja mayor decadencia de los reinos, pu~s si con la paz logran su incremento las cosas mas pequeñas, con la guerra las mdyo• res e arruinan; es expresion de la Glosa or-. einaria de Lira, citando a Salustio: Concordia rninitnte res trescunt, discordia 11ur1·imc dila– buntur. (1) Todo esfo no es mas, que un pe– quefío • ra-go de los mucb0s males, que s011 consiguienres, o inseparables d~ las guerras~ para que mirando estas. como un azote de la divina justicia para castigo de nuestras cnlpas, encendamos fo apreciable de la pJz, que de tantos infortunios nos preserva; o p:12, cxcl 1· mar ....-------------------------------- ------- (_ •) Gl~s 3 01·~iMria de Lirs in op. -11, f tí. v. , . ubi Jlcitur Ci,jr,r¿;m,; • t,' •nj11ria ,,,11,ulA/,w,e Jub,t.WtiJ
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