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64 I. 'N.ada cl,ebe ,sernos 'mas abo,rrecible que la cu I pa, por.que nada hái que s a para Dios mas abominable, ,y ningun~ cosa havemos de procurar destruir. con tanto ardor, ,porque ninguna nos ~s ni tan perjudicial, ni_ tan inde,. (:Orosa. Este es sin duda un digno Sacrificio dé alabanz·a con que glorificaremos al Señor en nuestras "obras, y esta la oblacio~ mas grata que enrre 'todos -nuestros obsequios podemo$ ofrecerle. Aqu.ellos delitos <Jl.le ·mas .envilecen nuestras -.almas, porque .~eparandolas de su fin, y su ·centro que .es Dios, y pegando las- a la tierra las _haC'~ll inmundas, y contentibles co.. mo .los ~Idos en que y asen; aquellas horrible fieras, o aque!los dos monstruos formidabl es Ja codi.da , ·r la -deshonestidad~ _cuyos .estragos han sido, ,son, y ·_serán _siempre los mayores en el mundo, porque todos desde el meno r 1iasta eJ·mayor estqdian en la Ava rieia , y to– -da carné , o casi t9da crfatura ha ·co r rompí• <lo su camino sobre la tierra; es tos, ~stos son )os que han de s~rifi.carse a D ios , on lá esp .. ,da de )a penitencia, •y ofrecerse .en ho loca.us .. to con el fuego de una fervorosa éompuncion, del mismo modo que Abra~an el Co.~dero que l1alló enredado entre las espinas despues que el ¡\ngel le detuvo para que no sacrificase a su hijo.

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