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90 soldados de David por lá vana curiosidad de este en numerar su excrcito ( 1) con otros pa– recidos sucesos á los dichos son unas prnebas, nada equivocas de ello. No, no es necesario os recuerde el horroroso castigo de Senna– querib , que os trc1iga a la memoria los azo· tes dados a Heliodora; ni os ponga a la vista )a mano sacrílega de Nicanor cortada, y cla– vada en la fachada del Templo de Jerusalén, su lengua flasferna hecha menudos pedazos, y esparcida por los campos para pasto de Jas aves, y su cabeza expuesta a la irrision dei pueblo para comun escarmiento sobre lo mas alto del alcazar; porque todo esto esra de mas, si se atiende al rigor, con que por levisimos pecados castigo el Sdíor a aquellos sus escogi.. dos. La prontitud de Samuel en responder a )a voz de Dios, con que le llamaba: (2) la ver• d.id , con que se ofrecieron los siervos,, 6 sol– dados de David a .seguir fielmente su volun– tad: (3) y la exaélirnd, con que el hermano del prodigo cumplía los preceptos de su Pa– che, (+) son unos eg:mplos bJstantemente po• de rosos para persuadirnos, qual, y quanta ha de ----------------- (1) ~. Rcg. •4· ,,. ('l) 1, l~ Ci· 3· 4· (3) ~. Reg. 1;. 1,, ( t) Luc, 1 ; . ~9·
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