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!4 d . . , . qtm:n nada apetece , e q_u1en esta contento a.un con no tener lo preciso , yo sería facilmcnte erei– do ; pero ni los amadores de las fdi cidades tem– porales se con V(:IJ erian a esp::rarla > d~ la suge– cion :ü yugo el:! la Ley , ni yo justificaba las promesas del Evange lio. Francisco las experi– m ntó semiblemente en esta vid:1 , porqu~ , aten– dedme Christianas , en la esca1,éz de la pobrez1 él halló la abun ,iancia ; en ]as p~nai idadcs de la pobreza encont ró las djicias; en las hum illacio– nes de la pobr(zl el hunor y la elCaltacioil, §. I. "UN DIOS FIEL EN CUMPLIR sus · palabras hizo vér en Francisco los the– soros de su infinita Provid~ncia : no parecia crei– ble que la rigorosisima pobrez:i de é~t? hombre pudiese subsistir largo tiempo ; pero el Señor que lo havia destinado á ser mas brev~mente que Abrahám , Padre de innumerables , h:ice que Io . sigan de todo el mundú : y ni este justo ni sus hijos se han visto jamas faltos de. lo preciso. Sabios del mundo preguntad á este pobre sio idéas <le poi itica , sobre qué funda 111 subsisten– CÍ-l del edificio que medita : yo os lo diré , so 1 Jre la pobreza m:is :.tbsoluta. Un mundo corrompi– do ya entonces, mucho mas corrompido ucspues se hace tributario de éste húmbre i lo mantiene le edifica Conventos , le erige Templos , y en 1~ m:iyor relajacion de costumbres , se renuevan lo~ exem-

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