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u · nando su cornú:m de suaves delicias ; pero su· amor á fa pobreza vá a sufocar esta llama sin apagarla ; a hacer mas ardiente su caridad , sin dexarle recurso , para que todo se cambie en am:ir– guras : quiere socorrer á los pobres , y quier~ serlo él ; ansia por dar limosna , y no quiere te..., ner ni aun lo preciso : ¡ qué lucha tan penosa ! Francisco se decide por la pobreza ; por lo que há de serle un martyrio ; y tanto ma~ quanto á la gloria de dar , prefü:re las humillaciones de 110 tener. §. 1II. /AQUELLA HUMILLACION QUE PRO– . <lucirán siempre sobre los infelices pobres los ricos. Prohibiendose el tenér af go proprio ; se reduce á mendigar lo necesario del avaro , del que lo consume todo en el luxo , del que no se contempla obligado a partir con el pobre , del que lo mirará con <lesprecio , del que lo tratara con injurias. Para esto elige desde luego su Pa– tria , las puertas de los que lo reputan por ú!l iluso , los humbrnles de un inhumano Padre. Ah santa humilfacion ! Francisco sale de recibir en fo oracion abundantisimos favores de Dios, par~ humHlarse a las repulsas de los hombres ; re– nunéia quanto hay en d mundo de felicidád y de dich.:i , y se reserva los desprecios. Si hubiera establecido Ja pobreza solo eD particubr , como s~ observa en otras Religiones , poco ó nada ten– dría que sufrir de los hijos del siglo ; pero el qllie-

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