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8 nada, sino la pobr~za de Jcsu-Christo , esto es– el grado summo de la indigencia y escaséz , aun de lo mas preciso. Quiere aun mas , l~s duras , las rigorosas penalidades de la pobreza. · . §. II. E N EL MODO QUE FRANCISCO SE ·, propone seguirla es una penitencia , que solo puede hacerla soportable una gracia poderosisima; porque reducido á el extremo que he dicho , le es preciso estar comb;¡tfendo continuamente los senti– mientos de la namraleza , las propensiones de su· caráéter , y aun en cierto modo los movimientos de la gracia. Per.o en las penalid:1des de estas luchas bus– en Francisco aquellos dias malos del pobre que-. dicen los Proverbios (S) ; aquellos días que eL paso in mendicitate & ferro , no solo en la men– dicidad , sino en el duro hierro de la persecucion. mas cruél é inhumana que horroriza a la natura-i kza : esto busca , y esto halla quando a el vol-' ver á Asis de Foliño, yá hecho pobre por Jesu– Christo , su Patria se conmueve , y sus Paysano . Jo apedrean ; sus Parientes y 'í\migós son los pri• meros que le p~rsiguen ; su rnismo Padre , el ava– ro, el impi~ Bernardón, lo maltrata :::ruetmente, lo arrastra por las Calles : longe fecisti notos meos. á me , pudo decir Franc:1-co ( 6 ) , po.saernnt me abo,ninationent sibi : tu haS- dispue to , Dios mio,. que (3)0111neJl dies pauperis malT:Proverb. c. 1¡. (6) Psal. 8¡, v 9.

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