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. GR1TO SEGUNDO, if' tion. Pues que maldadtan execrable for~ que el hombre ofroda a (u Dios. ~aoto mas vil, dd,reciada, y baxa es la pe río na que of.-:nde a un Rey.a un Monarca,a un Emperador : tanto mayor es el atrevi mieoro del que !o ofende. Luego el atre.; vimknto del Pecador es infinito; rorque de c:I hombre a Dios ; hai infimta dif; tancia. 4 • Quando David falio de ]eruía– len , huyendo d fu hijo Abfalon, que lq p:rfeguia , le fa\io al encuentro un hom– bre llamado S::mei., y tirandok piedras a David, le dixo en fu cara co.nume\ias mu~ chas. O y olas Abifai. , q~e iba al lado dei Rey, y \e dnrn: 'Por que e/ter- srro mtterto mal,. ciice a mi Rey ? ( 1. Rrt. 16. 9.) Donde es de notar , que eíl:e Ca piran , , 1/Jma per_r~ rou.:rro a Semc:i, quand9 of~nde a Da vid~ para que codiderada la vileza. de quien ofende, fuln mas de punto la gravedad de la ofenla ; porque mientras 1uas vil es la perfona,(iue ofeoM, !a ofenfa es mas ere-! cid.1. Puts, Leél:or mio, mira quien eres tu, que ofendc:s; y quien es Pi0s, que es el ofendido. No hli cofa mas nceleorc, fao~ ta , y buena , q~e Dios. No hai cofa m~ yil, dcfpt:ciable 1 y baxa, que el 1',ombr~ D.¡. Ea,
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