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31S CllilTOs-nst C[ELO. h:yraron con el objell:o hermoío , con lJ ~iíl:a deshoneib , con el aípell:o impuro, y con mirar ddeytandofecn las pompas, va, •nidades, y peca111ínofa complacencia de lo -viGb!e, ~lli feran abra fados, fc.ran quema• idos con aquel penetrante ft1ego , que crue~ Jifsimamente los aflixa. Una pagip breve, .una mora no mas , qne fe n0s ent re en lo~ ojos nos caufa moh:füa mucha. ~e mo• kllia , que p,ena, ·y que tormento cau fara aquel iocdfa111te fuego, que abraíara los Ojos del Condenado? Les ca ufara cambien ;t los ojos horror mucho a.quell2\ obícurif– fima fomb ra, aquella tiniebla denfiísim~, gue han de fofrir para fic:mpre , fin tener f!n ella el menor alivio; porque nunca ve~ ran,_ni la mas efcafa luz, ni la claridad mas ~orca. . . J ; 2.2. A eíl:o fe .llega , _que aunque alli no !ni , ni jamas havra la claridad menor, no ob(\ante, para mas tormento ÍllYº, ve• Jan los CondeQados , entre iqLtellas terri– bles foml>ras , Demonios innumerables., ~u ya farrnidable vifiá , les caufara la mls tm¡b e congoxa. Santa Cathalioa de Sen~ (~om:, quedJ rá.::rido arriba ) vio una vez un Demonio , y fo~ cantó el horrorofüsi• 010 miedo, y el \xratico pafmo que le cau. . . so,

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