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Eñbro HIT. Capitulo VIHL, 237 fi aquel eratiempo de fembrar > Y mereípondieron , quel: Por el vnlado del campo corria vn Rio caudalofo , cuya agua cra masnegta que la pez, y delpedia vn hedor intole- rable; habitava entre fus zenagoías arenas multicud de vene- nofas ferpientes, y toda la parce del campo, que efte Rio re: gava,eltava negro, y la lemécera, y arboleda hechas carbon: 84 Al contrario porel otro lado cotria vi Rio mas caudalofo , cuyas criftalinas aguas exalavan vn olor celef:: tial, y todala tierra , que favorecian, y beneficiavan fus co- rrientes, parecia vn Paraifo en arboles, frutos, flores, y aves de diferentes colores marizadas , que cantavan dulcemente, fin que jamás yo en mi vida me acuerde de aver viíto, ni ol. do paxaros tán bellos, nitan lonoros, Eltimaré,añadio,que mi Padre Fray Jofeph me diga, y declare el myíterio,queen si encierra elta vifion,que yo por mi corta capacidad, y me- nos luz, no es pobsible, quelo alcance. Atento, y guítofo le atendió el V. Padre, y condelcendid con darle gulto , de- clarandoletíte enigma. Ha de faber ¿hijo ( dezia el fiervo de Dios ) que el campo ; queíe le ha moltradoesel Reyno de Galicia;los dos Labradores fomos los dos hermanos Ca - puchinos; y Dios dize a todos por nofotros, que ya estiem= po de fembrar para el Cielo :el Rio negro fon los efcanda- los, y las ferpientes la falta de Julicia , y fobra de avaricia; el Rio de agua clara, y odorifera, el Jubileo, yla Mifion; los paxaros, las muchas Almas detódos eltados, que con la Miísion han de vivir , y morir á fuer de arboles del Cielo, cargadas de grandes , y hermolos frutos , y flores de virtu- des figuradasenlás que transformayan el campo en deli- «ciolo, y admirable Parailo, ii 85 Baltantemedio para conjeturar el abundante fruto delta Mifsion , y delas demás que hizo él V. Padre en el Reyno de Galicia, es efteteltimonio del Cielo; y no menos las diligencias diabolicas, que hizo el demonio , para quitar la vida al V. Padre eneltiempo que duro efta Mifsion. Dos noches intentó ahogarle ,pero_no pudo faprimir fu malicia el aliento, que era empeño dela gracia, 2 la qual llenó de triunfos , y coronó de laureles inmarcefsiblesen las batallas elpirituales que dió ál comun enemigo con las armas de fu predicacion Apoftolica, de que indignado ¿como contra el : Et deteliGa fune antummodo labia Principe de la paciencia el Santo Jub, leperfiguid con va- circa dentes meos rias plagas, enfermedades, y concradiciones; pero fe referva Fo cap. 19, y

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