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es rable del ejemplo de Jesucristo! ¡Oh virtod y eficacia prodigiosa de su cruz! Los desprecios, las injurias, los malos tratamientos, las persecu- ciones, las calumnias y los mayores agravios se miran ya como favores, se aprecian como bene- ficios y se aman como especial misericordia del Señor, porque como tales los estimó Jesucristo, y los elevó á esa altura con la cruz que puso sobre sus espaldas. El horror con que natural- mente se miraban, ha desaparecido, y se ha sustituido en su lugar el amor, el aprecio y la estimacion mas alta. La cruz es ya para los jus- tos lo que para Elias el árbol á cuya sombra fué consolado por un ángel, y depuso los temo- res de su muerte: es lo que para el copero de Faraon la misteriosa vid que se le representó entre sueños, y es al modo del frondoso árbol que refiere Daniel, de cuyos frutos todos parti- cipan, y á todos dan gracia, vida y refrigerio. Ella es fortaleza del flaco, robustez de su fragi- lidad y firmeza de suinconstancia. La cruz es para los escogidos escudo con que se defienden, arma con que pelean, y laurel con que se coronan. La cruz es antorcha que les alumbra, báculo que los sustenta, y estrella que los conduce á su eterna felicidad. Y la cruz les evidencia la inmensa ca- ridad con que por su ejemplo se abrazó con ella
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