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ER A desierto, llevando sobre sí por un modo raro log pecados de todo el pueblo: ved aquí al fortísi- mo Sansom, que para confusion de tos filisteos arranca de quicio y lleva hasta el monte sobre sus espaldas las puertas fortísimas de la ciudad de Gaza; y ve aquí á aquel Señor de los ejér- citos, á cuyo gran poder é invencible fortaleza se rinden sus enemigos, abren sus puertas eter- nales los abismos para entregarle los justos que en ellos estaban detenidos, y los ángeles del cie- lo las suyas, para que acompañado de millares de santos, éntre por ella triunfante el Señor de las virtudes y eterno rey de la gloria, dejando cautiva la antigua cautividad, llenos de beneficios á los hombres y redimido el mundo de su mi- seria. ¡Oh poder, oh fortaleza, oh bondad de Jesus mi Padre y mi Redentor! REFLFXION. Ya has visto, alma, el modo con que nues- tro clementísimo Salvador ha consumado la obra árdua y sobre todas dificil de nuestra deseada redencion, lo caro que esta le ha costado, y que hasta perfercionarla no perdonó trabajo, fatiga ni diligencia alguna, no reservó su hora, ni escusó
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