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y | Ñ AA A A PTA OEI MITO aus Boas ¡Oh mansedumbre de Jesus, que terrible serás en aquel amargo dia! ¡Oh cruz, de cuanta gloria ser. virás al que tanto en esta vida atormentastes! REFLEXION. La cruz que á nuestro Señor Jesucristo fué de abatimiento en su pasion, ha de ser su glo- riosa exaltacion en el juicio, y la mansedumbre con que la padeció, motivo entónces de sus de- bidas alabanzas: sino perdonamos á quien nos ofende, sino tenemos paz con quien nos agra- via, y sino somos mansos con el que nos persi- gue, lloraremos cn aquel formidable tribunal nues- tra confusion, veremos malogrado el mérito que pudimos adquirir, y pasado ya el tiempo de me- recer nuestra exallacion que entónces desearemos á la diestra del divino juez, se sustituirá la con- goja de hallarnos computados en el número de los réprobos sus enemigos. Es necesario pues: que seamos mansos de eorazon con Cristo si quere- mos que cuando venga á juzgarnos nos levante al honor y soberanía de su diestra. Que ¿el ho- nor transitorio podra tanto conmigo, que porno perdonar una injuria me condene á un eterno des- honor? ¿He de ser tam necio que piense y obre de esta suerte? ¡Ay de mi si tal ejecutare!

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