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A A A A sto — 56 — la divinidad le habia sido conferida mas propia. mente que al pontífice Eliacio, no sobre un pne- blo solo, ó sobre una sola nacion y gente, sino sobre todas las gentes, pueblos y naciones del uni. verso. Esta es aquella misteriosa llave de la casa de David profetizada por Isaías, y es figura es. presa de la santa cruz, que puso el eterno Padra sobre los hombros de su unigénito humanado, para que abriese á los unos las puertas por tantos gi. glos cerradas de la bienaventuranza, y las cerrase para otros, sin dejarles la esperanza de verlas alguna vez abiertas. Esta la que hará que los santos sean eternamente dichosos, siu que jamas tenga término su dicha, ni haya poder alguno capaz de turbarla ó privarles de ella, y manten- ga á los infelices en una eterna desdicha, la cual ni el tiempo la menoscabe, ni la duracion la sua- vice, ni de ella pueda librarlos poderío alguno criado en el cielo ni en la tierra. Y esta, la que nos propone nuestra santa fe, significada en aquel sagrado leño que condujo hasta el calvario nues- tro Salvador para abrir las puertas del cielo á los suyos, y cerrarlas á los hijos de perdicion, ene- migos de su cruz por el pecado, para eviden- ciarnos su gran poder en aquel tremendo y amar- go dia, como un efecto de la mansedumbre: con que la llevó en medio de dos malhechores, de

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