BCCSEV000XVIII-c--SE-0100p9d0

MS FRUTO. Jasto es que á ejemplo del Dios de la Ma- gestad; (humillado con las ignominias de cruz, siendo inocente y santo, nos humillemos nosotros hasta el polvo, puesto que nos abruma el peso de los pecados. Demos á esta verdad el valor que se merece: confesemos con humildad nues- iras culpas: y cuando por ellas fuéremos aflijidos humillémonos bajo la poderosa mano del Señor para que nos (exalte á los gozos de su gloria en el tiempo en que venga con la muerte á visi- tarnos. Temamos el poder de Lucifer y los la- 1ws de sus téntaciones; pero amemos la cruz, y busquemos humildes su refugio, si queremos no prevalezca tan formidable enemigo contra no- solros. AFECTOS. ¡Oh Dios mio! ¿quien no admira vuestra sa- biduria en vestiros de nuestra frágil carne, para vencer con ella al que se gloriaba habernos por ella vencido? Ya no temeré mas, adorable Jesus mio, al rugiente infernal levn, que mie busca pa- ra devorarme, ni á millares de sus aliados que

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz