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52 acercarse á sus siervos; y como mistico valeroso David salió al campo contra él, armado solo con el cayado de su cruz, y con la espada de su divina virtud lo derribó al suelo, cortó la ca- heza á so malicia, y consiguió con su gran poder un glorioso trofeo de su soberbia. La cruz que tomó sobre sus hombros fué asimismo la espada que se ciñó este polentísimo conquistador para salir á campaña contra todo el'infierno, y der- rotar sus tropas, mejor=que Josué contra los amor- reos, que Gedeon contra los madianitas, y que Judas el Macabeo contra los gentiles y todos sus adversarios: la cruz fué el clavo con que atra- vesó lacabeza del infernal Sisara, la lanza con que hirió el corazan de-este rebelde Absalon, caudi- llo: de todos los rebeldes, y el caudillo con que degolló á este jactancioso Holofernes, y derrotó á todas sus huestes infernales: y la cruz desde entónces es el terror de los demonios, la ruina desu imperio, y la confusion de los abismos. Y en efecto, en el punto mismo que nuestro ama- bilisimo Salvador puso sobre sus espaldas aquel sagrado madero, advirtieron en si los principes de las tinieblas una suma debilidad, que «niqui= lándoles las fuerzas, les infundió 'un pavor estra= ordinario hácia la cruz y hácia el humildísimo inocente reo que la llevaba. !10b: frutos maravi-
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