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e 38 — nuestra. Este es el modo maravilloso cop que desarmó y venció á la muerte.” Fu* necesaria dice el apóstol, que muriese por todos, para que destruyese al que tenia el imperio de la muer. te, y libertase de esta á los mismos que estuvie. ron sujetos á padecerlás- do fué para que lo vió. semos coronado de honor y de gloria en su ad. mirable resurrección, cuando segun la profecía de Osseas, dió muerte su Magestad á la misma muer- te, salvó y redimió de ella á los demas: y | fué para merecernos la resurrección de nuestros cuerpos en el fin del mundo, que será el tiem po en que absorta con tal victoria la muerte se- rá ella tambien últimamente destruida con las de- mas cosas que entonces han de acabarse. ¡Ah qué poderoso aparecerá entonces el que por su voluntad quiso ser vencido de la muerte en el Calvario! ¡Qué gloriosa y refulgente se verá alli la cruz, que con tanta confusivn suya llevó pa- ra bien nuestro por las calles de Jerusalen! ¡Y qué avergonzada la muerte se esconderá en su misma nada, cuando mire poseedores ya de im mortal vida á los que antes fueron funesto des- pojo de su guadaña! ¿Dónde, oh muerte, están aquí tus victorias? ¿Dónde está ya tu estímulo 6 la causa de tu poder? ¿Dónde el trionfo que néciamente voceabas haber conseguido del Sobe-
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