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có ME gundo, que naufragaba.enlas embravecidad aguas de su mortalidad: fué la insignia de su gran po- der, que segun el “vaticiolo de Habacuc llevó el Señor en sus manos, y én-que ocultando.su for- taleza dejó vencida la muerte para siempre, y fué el instramento con que conforme á lo que anun- ció Isaias, da precipitó em un olvido sempiterno, enjugó las lágrimas de los adijidos, y-quitó este comun oprobio de la, tierra, aun «para aquellos infelices que con ella hicieron alianza y pacto con el infierno. La cruz es el místico báculo de Eli- seo, pero con la virtud de resucitar los muertos que aquel no tuvo; y es el glorioso trofeo que aparecerá en el universal Juicio, cuando ya ven- cida la muerte comparecerán en él con nueva y mejor vida los mismos que por ella fueron Jes- poseidos de su logro. La paciencia del: divino Redentor ha obrado en nosotros esta salud. PUNTO SEGUNDO. Considera la paciencia de nuestro Señor Je- sucristo llevando la eruz sobre sus hombros, y los grandiosos frutos que de ella se nos siguie- ron. Mira bien la serenidad de ánimo con que oye los rabiosos desentonados gritos de todo el

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