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2 on que tan poderoso fué en el cielo contra los ¿p. geles apóstalas, en el paraiso contra nuestros pri. meros padres para privarlos de su original jus. ticia, y contra toda su posteridad en la sucesion de los siglos, que cerró las puertas de la gloria para los mortales, preparó el infierno para log pecadores, y puso entre Dios y ellos una divi. sion la mas horrible; y que se gloriaba en ha valentía de sus tropas las pasiones humanas, en el triuofo que aun de los mismos justos habian tal vez conseguido, y se atrevió á dar la muerte al soberano Autor de la vida, fué tan destrozado y vencido por él, que por la injasticia que c0- metió en esto, quedó muerto, y ya sin virtud para condenar y perder al hombre, si este quisiese apro- vecharse del gran poder y virtud de la Cruz de Jesucristo. Toda la fuerza, poder y valentia de tan temible fiera quedó para siempre aniquilada, luego que este sumo y verdadero Sacerdote puso sobre sus hombros el propiciatorio de su Cruz, á la manera que en otro tiempo se desplomaron los altos muros de Jericó, y todos sus soberbios edi- ficios cayeron por tierra á la presencia del arc santa que conducian en iguales términos los an- tiguos sacerdotes. Muerto quedó el pecado con la muerte de Jesucristo, siendo el verdugo de si mismo, y el cuchillo con que se la dió la Cru