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a HA - » ay Ae 0 AAA 86 del carácter de hombre público no debe sufrir se mancille impúnemente su opinion. Es decir, que todos estamos autorizados á escribir para desarmar la calumnia, la malevolencia y la en- vidia reunidas, á lin de perdernos é infamar- nos, desde el momento que merecemos la con- fiariza y las honrosas gracias del gobierno. Di- ce tambien que suele acontecernos esta desgra- cia por las pasiones de los hombres, ó tal vez por relatos falsos de un zelo acalorado y mal prevenido; pero que lxs personas de juicio y de virtud decidirán, si es perdonable la lige- reza en creer y adoptar sin examen informes siniestros y parciales, contrapuestos á' hechos notorios, á declaraciones jurídicas y respetables, que han probado una conducta palpablemente distinguida durante los tiempos aciagos, Apli- cando pues esta doctrina del herfiano Manuel al punto de la toma de posesion del obispado de Huesca, debe decir el Auxiliar que no sabe si mediante la enunciacion de pruebas demos- trables, y de hechos públicos y notorios, po- drá desarmar la calumnia, la malevolencia ó envidia del mismo escritor que ha denigrado su conducta, ni €l falso y arrebatado zélo de sus informantes; pero cómo tambien ha merecido la confianza y las mas honrosas gracias del go- bierno, sin haberlas pretendido jamas, no de- be permitir que se mancille su crédito, y está
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