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v tre ellas se cuentarr ciertamente indivíduos muy distinguidos por su mérito propio y por largos servicios hechos al Estado, á quienes debe creerse inocentes ó disculpables , mién- tras no se les emplace , procese y convenza de delito. Muchos de los Españoles ausentes oyeron :entónces hablar del citado papel, po- cos le ham leido despues, algunos lo despre- ciaron, y otros respondieron con mas ó me- nos moderacion. Del número de estos últi- mos fue el fl.mo S.o* Obispo auxiliar de Zara- goza, Er. Miguel de Santander , que viendo aplicado indistintamente aquel vocabulario de injurias irritantes 4 todos los refugiados en Francia , quiso convencer al Autor por una carta particular, fecha en Mompeller á 2% de octubre de 1814, de que semejante cali- ficacion universal era tan absurda como in- justa, y que desde luego á él, habiendo ob- servado bajo el mando de los Franceses «en Aragon una conducta tan irreprehensible co- mo antes , consagrada enteramente al bien espiritual y temporal de los fieles encomen- dados á su cargo, no podian aplicársele sin agravio é irreverencia los epítetos de judio, sacrílego , traydor , asesino , bandolero , ete; etc. El Obispo probó. su intento con suma
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