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» »2 Asuncion de Nuestra Señora, le llama « batur- « rillo, pastucho ó empanada, que solo aque- « llos animales carnívoros y exóticos (los Fran. « ceses) que le oirian con MM boca abierta po- « drian tragarle...? Nuestros papamoscas ( di- « ce) á quienes $. 1. zahiere con raposería, no mn « le gustafian, aunque les dieran de palos con « el báculo pastoral ( fol.? gg ). » No debia esperar otra respuesta quien de otro sermon del mismo Prelado, y no menos enriquecido de autoridades del antiguo y nuevo Testamento, dice : «No me es dado epilogar los garrafales « desatinos de este desatinadísimo sermon.... « Nube de textos y mas textos, á fin de per- « suadirnos su gran dogma de un cruel fatá= c lismo, ó adiamantado destino. Mas bien pa- m a « rece el sermon un discurso de algun intér- mn < prete del Alcoran, que de un ministro del « Evangelio.» ¿ Pueden oirse estas blasfemias sin horror? ¿Podia asignárseles lugar mas pro- pio que las zahurdas de Pluton? Produccion tristísima de la impudencia, de la vanidad, del sarcasmo y la malicia, ¿cómo pudiera yo sen- tirte sin abominacion y desprecio? Boca en- venenada, lengua de hiel y absintio que atizas la discordia, y destierras de entre los hombres la caridad fraternal, la verdad hermosa y la paz verdadera, sumérgete para siempre en las cloa- cas sempiternas, — Poco á poco, interrumpió

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