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59 dolid. — Señor Obispo, retenga V. enhorabue- na esa página miserable, mas atestada de fal- sedades que perro viejo de pulgas en el vera- no. Á mi cargo queda ampliar los informes da- dos sobre la vida y milagros del famoso Mer- cenario : famoso se entiende malá utique fa- má, como decia S. Agustin de la muger pe- cadora. Entretanto escuche V. la breve glosa que le haré de esas palabras que acabamos de leer: « Alá estan hombres (dice) que infor- « maran A V. S. I. de cuales eran mis princi- e pios...» Estos dicen pues que los pfincipios morales del hermano Manuel han sido siempre muy equíyocos, y los principios políticos no han tenido otro carácter que el de la veleidad, ni mas norte que la propia conveniencia. « Y « como en Valladolid se me tenia por insur- « gente....» En efecto, hasta que se le ma- tó la rabia contra los Franceses con los cator- ce mil reales, que le ví suministrar: no pocas veces, por la redaccion de la gazeta de aque- lla ciudad en la parte política que tomó á su cargo. Desde aquella época en adelante no so- lo dejó el insurgentismo, sino que se le tenia por afrancesado y por ardiente perseguidor de los que no lo eran. Las listas que de estos úl- timos presentaba al S." O*** son un buen tes- timonio. Prosigue y dice : « .:;. como á todos « los indivíduos de mi Universidad . de los que
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