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31 la Santa Cruzada dar á esta proposicion la cen- sura que merece. En el fol.o 110, dice : « El Josué Suchet, « tan soberbiamente ensalzado por $. I., y Ma- « dama la Mariscala, como que $. IL la bauti- zó un niño y regaló las fajas, se acordarán de aquellos pomposos elogios y de los obse- quios y. homenages de $. 1.; y es de presu- mir que al menos contribuyan con una par- tecita de la Albufera, para que $. 1. pague la posada y siga alegremente su camino. » ' Asombra hasta que punto llegan la impuden- cia y la malicia de los hombres! Los hijos del Mariscal Suchet han nacido todos 4 doscientas y cincuenta leguas de Zaragoza : la S.ra Maris” cala los ha dado á luz en Paris, y todos han si do bautizados en aquella capital, donde jamas ha estado el Obispo auxiliar. ¿Cómo pues ha- brá podido probarse que ha bautizado á algu- no de ellos? ¿Se encóntrará :la partida de su bautismo en las parroquias de Zaragoza ? No. ¿Habrá visto algun informante las fajas rega- ladas por el Obispo ? No. El Mariscal y la Ma- riscala no recibieron nunca el menor regalo del Obispo. ¿ Cómo llamarémos pues á esta aser= cion ? Muy fácil seria demostrar que es falsa, infamatoria de la virtuosa conducta de un Pre- lado respetable , y digna de la pluma de un hombre venal, audaz y corrompido.

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