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41 no añadieron que las medias eran moradas, la sotana morada , la chupa y solidéo morados ? ¿ Porqué no dicen que la tal silla, los jaeces + el caballo eran prestados, y que el verdadero dueño le acompañaba al Obispo , montado en otro de sus caballos? Al cabo todo eso se redu= cirá á decir que el Obispo iba vestido como un Obispo, sea á pié, sea á caballo ó sea en co- che, despues que le arrancaron el hábito ca- puchino , como á todos sus hermanos ; pero que conservó y conserva sus barbas, porque no se las han cortado. Eso será hablar sobre el color que deben vestir los Obispos; pero no vendrá al caso para probar que estos han sido impios y renegados. Parece que la lógica del hermano Manuel y los informantes se explica asi: los que van á caballo con barbas y pan- talones morados , son renegados é impios : el Obispo iba á caballo de esta suerte, ergo. .... ¡ Risum teneatis amici ! — No se fatigue V., hermano Obispo , en sa tisfaces á sandeces ó á puerilidad esdesprecia- bles. Creamos que no faltará en España algun tribunal recto que reprima la audacia de un frayle , que con tanta impudencia denuesta la autoridad sagrada de un Obispo, sucesor de los Apóstoles , y cuya virtud ha reconocido y res- petado hasta el Diccionario critico-burlesco de Cadiz. Ahora parece que el ultrajarnos cae en

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