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59 Obispo llegase á tal punto en Zaragoza , que se le viera atravesar varias veces pgr las calles y paseos de la ciudad sin que un solo paisano se le quitara el sombrero ; que cuando le yeían echar la bendicion, volvian la espalda, por- que no les cayese la maldicion, segun ellos so- lian decir; que particularmente despues que tomó posesion del obispado de Huesca, hasta las mugeres se negaban á lleyar sus hijos para que los .confirmara , porque decian que no les aprovechaba serlo de un ¿Obispo excomulgado. El informante, á no ser que el hermano Ma- nuel figure tambien este oficio, insulta, calum- nia y agravia el respeto y veneracion que los buenos Zaragozanos han mostrado siempre á sus Prelados. Jamas vió el Auxiliar esa desatencion, ni que le volviesen las espaldas cuando pasaba por la calle 6 por los paseos, ni que dejasen las mugeres de llevar los niños á recibir el san- to sacramento de la Confirmacion. Todos los años concurria á administrárseles en las parro- quias de la ciudad, y en su cuarto han debi- do hallarse las listas de centenares de criatu- ras que confirmaba. ¿ De quien eran pues a- quellas criaturas, si las mugeres se negaban á llevarlas á confirmar ? Explíquelo el Frayle, ó adivinelo el informante. Empero supongamos que fuera cierta esa falta de respeto para con un Prelado, que estaba entónces repartiendo
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