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26 ridículo zelo ha aprobado los hurtos y los ala- ba ? Estas son sus palabras : « Lo que si diré, « es que los tales ¿rigands hicieron muy bien « en llevarse las bulas del Papa para la con- « sagracion del $.” Auxiliar Amizonense , y « mejor en no quererlas volver. » ¡ Podrá leer- se una proposición mas escandalosa! Si del ro- bo de las bulas del S.t" Padre dice esto, ¿ qué concepto formará del hurto de los ornamentos y vasos sagrados de plata y oro ? ¿ Qué diria, si el Obispo hubiera continuado refiriendo el insano furor de los que vinieron á prenderle, II A a a ER de los que ofrecieron dinero buscando asesinos para matarle, y el precio en que pusieron su cabeza ? Quien alaba y apadrina los hurtos, no y está muy distante de aprobar los asesinatos. El Obispo no habló de esto en su carta anterior, mt por no publicar tales atentados de sus compa- : triotas, contentándose con que justificaran su A salida de Zaragoza : ¿ mas será posible que no se encuentre en España un hombre de recta y timorata conciencia que delate esta, la otra y ml! otras muchas proposiciones delatables que con- tiene la respuesta del hermano Manuel ? Vamos adelante, porque el tiempo apura, y veamos de una vez los núm. 6.o, 7, 8, y 9., que tratan un mismo asunto. ¿Qué dicen en substancia ? — Que el Obispo auxiliar no es un impio y renegado, probándolo por la confe- ao dl | La A E dio >
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