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258 y diré son hechos ciertos, públicos y notorios; y cada uno prueba mas que cien raciocinios. Continuemos. De esta mi conducta resultó vol- ver á entablarse la residencia de los Canóni- gos en el coro; que las parroquias se abrie- sen , aseasen, y administrasen con decencia y decoro los Sacramentos; que se oyese la pa- labra de Dios en los templos; que las misas se celebrasen con quietud, devocion y seguri- dad ; que los egercicios piadosos de procesio- nes , rosarios públicos, festividades religiosas, confesiones y comuniones se frecuentasen ; y que las solemnidades antiguas del año eclesiás- tico llegasen á un punto de magestad y gran- deza como en los dias de su mayor gloria. ¿ No son estas buenas pruebas de un traydor á la Re- ligion, 4 la Patria y al Rey ? Entienda V. que ahora empezamos. 13: Los campos yermos y abandonados por haberse destinado á las armas los brazos que deberian cultivarlos, volvieron por las exhor- taciones del Obispo auxiliar 4 su antiguo cul- tivo: viñas, tierras de pan llevar, olivares y huertas cobraron nuevo aspecto. El arado, la podadera , la azada y los demas aperos de la labranza se emplearon con tanta: utilidad, que en breve se vieron fértiles los eampos , reno- vados los olivares , fecundas las viñas , bien pobladas las huertas, y surtidos con abundan-

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