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255 tenido tiempo para pensar y escribir algo; que me concedieran un par de horas, y extende- ria en un borrador lo que me fuera ocurrien- do. Presentóseme inmediatamente aquel opor= tuno texto: Misericordia Domini y quia non sumus consumpti , quia non defecerunt. mise- rationes. ejus , y en seguida iba de priesa es- cribiendo lo que la bondad de Dios.«me suge= ria. Antegyde las dos horas ya volvió el Coro- nel Saint-Cyr Nugués ( hoy General ) 4 buscar mi: papel, de parte del Mariscal Lannes, que queria leerle antes que yo en el siguiente dia domingo le predicara. Apurado andaba todo. Entreguésele sin rezelar ningun mal. suceso, porque yo no ponia en substancia mas que el puro hecho : este era ¿cómo estaba Zaragoza cuando salí de ella mas habia de un año ? Her- mosa , brillante. ¿Cómo la encuentro ahora ? Triste, fea, y arruinada. ¿Quién lo ha causado? La guerra; ¿ Subsiste este horrible mal ? No. ¿Porqué ? Por haber capitulado. Pues vamos á observar la capitulacion como obligatoria 4 las dos partes contratantes. En efecto Zaragoza puede justamente gloriarse de-haber sido egem» plo heróico de valor en su. defensa, y heróivo egemplo.de fidelidad en el cumplimiento de su contrato sagrado. El Coronel Saint-Cyr nome devolvió el escrito hasta la noche ;, acompañán»> dole con una carta latina, en que me decia

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