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ee De Ps a p y 14 Amorós y Godinez, contra quienes truena el Frayle : los ama , los venera, desea serles útil, porque Dios se lo manda, y le pide por ellos y por los demas refugiados, y por los Reyes, y por todos lostSacerdotes. — ¡ Cosa admirable es y digna de reflexion que este gran manda- miento del Señor, y primero de la ley natu- ral y divina, de amarle sobre todas las cosas y al prógimo como á nosotros mismos , y de ha- cer oracion por los que nos persiguen y calum- nian, este precepto tan claro, tan terminante y conocido hasta de los mas rústicos y atrasa- dos en la doctrina cristiana, haya de tal suer- te sorprehendido al hermano Manuel, al verle observado por el Obispo, que diga estas forma- les palabras : « Confieso que este pasage tiene « á mis ojos una originalidad y gracia inimita- « bles!» — ¡Santo Dios! ¿Qué dice V.? ¿Qué escucho ? ¡A un Sacerdote, en cuyos labios de- be estar depositada la doctrina del Evangelio, para comusticarla á los pueblos; que debe leer- la, meditarla , saberla de memoria y hacérsela propia; á este tal le parece tener una origina- lidad y gracia inimitables, lo que es una obser- vancia del primero y mayor de los preceptos del Señor! — ¡Pobre Frayle! Si el tiempo que ha malgastado en leer las obras de Voltaire, Rousseau, Despréaux, £cc.*, de que él propio ha- ce grande alarde, citándolas en su respuesta, lo