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0532 migo, por ser yo uno de los refugiados, aunque no traydor famoso , ni sin fama, ni convencido de delito algunó en setenta y un años de edad, gracias á Dios, resolví formar una lista de los términos que se me resistian , y continuar le, yendo hasta su fin, Ora fuese. la violencia que me hacia, ora la fatiga de alternar la lectura con la ocupacion de la pluma, ó, acaso alguna ilusion de las muchas que pasan por las cabe- zas de los hombres ; ello fue que me causaron un dulce sueño, en que me parecia haber si- do: conducido 4. un hospital de dementes. Mi- raba yo''compasivamente aquellos pobres, y á cadá uno con su tema. Apareció uno levantan- do las manos oy colocando los dedos á modo de “compás unas veces , otras figurando un te- lescopio;: y con varias gesticulaciones de ca- beza y manos hacia: eomo quien «considerala los astros, examinaba: sus fases:, y medía sus distancias. Salió: otro muy melancólico , que- jándose de la injusticia-con que:le habian des- pojado:de:su mayorazgo : otro estaba:muy ale- gre' porque lehabian nombrado Papa, echaba bendiciones , hacia*Cardenales'; y hablaba con pausa magestuosa ; pero: entre estas. locuras, que á nadie perjudicaban , apareció un demen- te tan furioso que:alborotó el hospital, y atro- nó con sus gritos á cuantos le habitaban. ¡Afuera famosos traydores! decia con unos ojos encendi-
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