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. 247 gro de tratar con gentes de conciencia delíea- da, las cuales si pecan por ignorancia , como el P. Callosa, reconocen y aborrecen su error > luego que se les manifiesta claramente. Proce- damos pues en paz, y vaya para el diablo toda aquella tronada de voces y epítetos calumnio- sos, que me aplicaba V. de traydor , sacrilego, apóstata , mal Español, £c.* €c.* Ya vamos vien- do poco á poco que el P. Santander Capuchi- no, y el P. Santander Obispo es nada de lo que injustamente le imputaba V., y es todo lo que se debia: esperar de un buen frayle y de un Obispo virtuoso. ¿ Estamos conformes, P. Definidor ? —"No, Señor, dice V.; pues el que peca contra un solo mandamiento de Dios, quebranta la ley, y es reo del infierno. Confieso que en el caso pro- puesto era una obligacion graye del Pastor resi- dir entre las ovejas : confieso que predicar á los fieles el santo Eyangelio de Jesu-Cristo en todo tiempo es una virtud : confieso que la caridad dicta que hagamos bien á nuestros prógimos , y que por la gran misericordia del Señor han resultado mughas ventajas espirituales y tem- porales de la residencia de V. en su diócesis. Yo antes no lo conocia, y ahora que lo veo me alegro y depongo mi error ; pero insisto siempre en que todo se ha perdido , recibien- do de los fieles el juramento de fidelidadhe-

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