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213 contré decaido el culto exterior de la Religion, por resultas de una guerra tan obstinada y des- tructora : los monasterios quedaron arruinados, las parroquias estaban cerradas, interrumpida la residencia de los Canónigos al coro y al altar: ¿bi erat videre miseriam. Ahora, pre- gúntese á los naturales y forasteros , ¿ cómo se trata la Religion en Zaragoza ? Nunca se ha dado á Dios en la ciudad un culto mas au- gusto y edificante ; nunca se ha- llevado el coro con mas páusa y devocion ; nunca ha habido mas. frecuencia de sacramentos en las parroquias ; nunca las procesiones y demas funciones públicas eclesiásticas se han celebrado con mas circunspeccion, asistencia y esplen- dor; sin que obste á esto la presencia de nues- tros enemigos, ni su concurrencia personal. ¿ Donde existe pues esa persecucion directa contra los Prelados ? Yo no la encuentro sino en la imaginacion de V. y en el ánimo acobar- dado de los Obispos ausentes ; porque: si los Franceses persiguieran á los Obispos, ninguno deberia serlo mas que yo, que les he predica- do á rostro firme las severas máximas del Evan- gelio, he repreliendido los vicios, he inculea- do los dogmas de la fe y recomendado las yir- tudes cristianas, con la misma libertad y firme- za de espíritu que si tubiera delante de mí á los mas pobres y sencillos cultivadores de la
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