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209 peligro que amenaza , y practicar la fuga acon- sejada en el Evangelio, que de ningun modo contradice al precepto terminante de la residen- cia de los Pastores. Padre mio, non ego tibi, sed cause causa respondet , repito 4 V., co- mo al principio de esta respuesta. Desde luego V. y yo creemos y confesamos que la palabra. de Dios no es contraria á sí misma ; que si alguna vez ocurren en los santos Libros expresiones que parecen contradictorias, debe siempre suponerse que habiéndolas dieta- do el espiritu de Dios, que es la yerdad por esencia , no puede haber engaño, fraude, ni mentira en unas , y. verdad en otras; y que por consiguiente se necesita buscar su sentido propio y legitimo. El Evangelio, por egemplo, habla con frecuencia del amor que Jesu-Cristo mostraba á. la paz : con ella saludaba 4 sus Apóstoles , con ella les enseñaba á saludar á sus prógimos , con ella se despedia de ellos; y no obstante el mismo Evangelio nos dice que Jesu- Cristo no vino á intimar la paz , sino á declarar la guerra. En otro lugar dice Jesu-Cristo : Yo y mi Padre somos uno ; y en otro aliema que su Padre es mayor que él. ¿Serán acaso contradic- torias estas expresiones evangélicas? No, Señor; el eterno Padre y su Hijo unigénito Jesu=Cris- to son una misma cosa , porque tienen una misma naturaleza divina, una misma omnipos 14
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